Nuestras dietas no son lo que se dice variadas, apenas se sustentan en 20 especies. Vayas a donde vayas hay tres cultivos básicos que en conjunto cubren el 50% de las calorías consumidas en el mundo: el trigo, el arroz y el maíz.
Para poder cubrir la gran demanda de estos alimentos a lo largo del tiempo, más y más tierra y recursos se han destinado a su cultivo. Como resultado tenemos grandes extensiones de terreno dedicado única y exclusivamente a una especie: los llamados monocultivos.
Este tipo de cultivo tiene muy poca biodiversidad y no cuenta con las herramientas para hacer frente a las consecuencias del cambio climático, como las consecutivas olas de calor y la sequía que estamos sufriendo en Europa. Tanto es así que un estudio reciente publicado en Nature Food estima que los rendimientos del maíz, la soja y el arroz se verán afectados negativamente en los próximos 10 a 20 años.
A medida que los impactos de la crisis climática se vuelven más severos y los principales cultivos se ven cada vez más afectados, se hace necesario llevar a cabo medidas de adaptación. Las estrategias de adaptación agrícola más discutidas incluyen: plantar diferentes cultivos, cultivar nuevas especies o recuperar cultivos olvidados, incluso modificar genéticamente los cultivos para hacer variedades más tolerantes a la sequía y al calor, y cambiar las estaciones de crecimiento para adaptarse a los cambios de temperaturas y lluvias. Las estrategias también pueden incorporar métodos agrícolas más sostenibles para ayudar a proteger el ecosistema, mantener la fertilidad y la humedad del suelo y contribuir menos a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Entre todas estas propuestas resulta muy interesante la recuperación de cultivos olvidados, muy conectados con la sabiduría tradicional de los pueblos. Descubramos algunos de estos cultivos:
- Amaranto: es un cultivo muy resistente a la sequía, además desde la hoja hasta la semilla, la totalidad de la planta es comestible y muy nutritiva. Con una altura de hasta casi 3 metros, los tallos de amaranto están rematados con penachos llenos de semillas rojas, naranjas o verdes. En África y Asia, el amaranto se ha consumido durante mucho tiempo como verdura, mientras que los indígenas americanos también comían la semilla de la planta, un pseudocereal como el trigo sarraceno o la quinoa.
- Fonio: durante miles de años, los agricultores de África occidental han cultivado esta planta, una especie de mijo o quinoa. Históricamente, el fonio se considera el cereal cultivado más antiguo de África y se reservaba para el consumo de jefes y reyes. En países como Senegal, Burkina Faso y Malí, el fonio se come en los días festivos, como en bodas o durante el mes de Ramadán. Su gran resistencia a la sequía y su capacidad para crecer en suelos pobres lo han convertido en uno de los cultivos más prometedores.
- Caupí: esta legumbre tiene su origen en África, donde era destinada a consumo humano, pero con su llegada a Estados Unidos se empezó a destinar a la alimentación del ganado. Su principal atractivo es que la totalidad de la planta es comestible, aporta una buena cantidad de proteínas y además es muy tolerante a la sequía.
- Yeros: esta leguminosa se cultiva desde antiguo en todo el área mediterránea y es un cultivo poco exigente que tolera climas fríos y secos y suelos de baja calidad. Tradicionalmente se utiliza para alimentación animal, pero se está explorando su introducción en las dietas humanas. Por ejemplo el proyecto de Gastronomía Circular del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), propone comerlo como un germinado dentro de ensaladas u otras preparaciones.
Llevamos 12.000 años cultivando alimentos, hemos vivido y superado cambios muy severos y hemos aprendido mucho por el camino. Los nuevos retos climáticos nos recuerdan la importancia de escuchar y aprender de los pueblos originarios, de conocer la gastronomía de todas las culturas y de las gentes que viven más cerca de la tierra, en ellos está la sabiduría que nos puede ayudar a adaptarnos a un nuevo mundo.