En forma de botellitas, tarrinas o estuches, los llamados alimentos saludables prometen enderezar nuestra maltrecha salud a base de sustancias de nombres raros. Desde hace años libran una dura batalla con las autoridades de salud alimentaria de la UE, que en general rechazan cualquier alimento que prometa beneficios –muy difíciles de demostrar– para la salud. ¿Cuáles son sus principales características?
1. Los ingredientes son de mala calidad. El componente principal de Actimel y Danacol, por ejemplo, es leche en polvo y algo menos de un 10% de azúcar. Las margarinas están basadas en aceites vegetales convenientemente desodorizados, blanqueados y teñidos de color amarillo. El resto son los ingredientes “activos”: esteroles, fermentos, alguna vitamina.
2. Estos productos prometen salud en botellitas de 100 ml. El mensaje que envían a los consumidores es “come lo que quieras, pero no olvides tomar tu botellita mágica de salud todos los días”. Los efectos sobre la dieta no pueden ser buenos. Lo peor es cuando hacen trampa con sus promesas. Actimel, por ejemplo, al no poder alardear de las virtudes saludables de su extraño fermento patentado L. Casei, se limita a añadir unas partículas de vitamina B6 al producto y a utilizar en la publicidad las virtudes de la vitamina B6 sobre el sistema inmunitario.
3. Los debe tomar toda la familia, a razón de una dosis diaria por cabeza. Los gigantescos beneficios de los alimentos saludables se explican porque sus compradores nunca sin esporádicos: al contrario, se debe tomar una dosis todos los días, a poder ser una por cada miembro de la unidad familiar. Multiplicando el yogur obligatorio Activia x 365 días x padre, madre y dos hijos se obtiene la asombrosa cifra de de 1.460 yogures/año.
4. Estos productos se suelen vender en packs de 6 o 12 unidades de pequeño tamaño, compuestos por tarros de plástico con tapa de aluminio, armazón de cartón y retractilado de plásticos flexible. Los actimeles diversos se venden en botellitas de plástico de 0,1 litro. Son típicos alimentos sobreempaquetados.
5. Son muy caros. En realidad, teniendo en cuenta sus ingredientes principales, son exageradamente caros. Un litro de leche fresca de calidad (pasteurizada) sale por 1 €. El litro de Actimel o de Danacol cuesta entre 5 y 6 €, y están hechos a base de leche en polvo mezclada con agua.
6. Son ejemplos clásicos de alimentos ultraprocesados, de fórmula. Su único interés consistiría en los añadidos supuestamente saludables que llevan. No obstante, cualquier dieta de buena calidad hace innecesarios cualquier tipo de suplementos alimenticios.