El 14 de octubre de 2004 un 747 de MK Airlines despegó pesadamente cargado de la pista del Aeropuerto de Halifax (Nueva Escocia, Canadá). El avión no consiguió tomar la suficiente altura como para evitar una antena de aterrizaje con instrumentos del aeropuerto, que le rompió la cola. El resto del avión voló unos cientos de metros más y se estrelló en llamas. Murieron siete personas, toda la tripulación, que aquel día era doble.
Los fallecidos eran zimbabuanos, sudafricanos e ingleses, la compañía ghanesa, y el flete eran 57 toneladas de pescado fresco y langosta con destino a Zaragoza, España. La tripulación estaba fatigada y parece ser que no incluyó el aumento de peso en Halifax de carga y combustible para calcular los parámetros de despegue. Así es como llegó a los medios de comunicación una noticia sobre el enorme pero habitualmente oculto mundo del transporte aéreo de carga de alimentos.
El pescado fresco iba destinado a la empresa Caladero, con sede en Zaragoza. La compañía declaraba haber comercializado en 2009 183.000 toneladas de pescado. Caladero opera con barcos de pesca repartidos por todo el mundo. Las capturas son llevadas con rapidez al aeropuerto más cercano, desde son llevadas por vía aérea hasta Zaragoza. Una vez allí, el pescado es procesado y vuelto a distribuir mediante camiones frigoríficos por toda la Península. Es un ramal de la gran autopista mundial de la alimentación.
La llamada autopista mundial de la alimentación es una compleja maraña de carreteras, vías de ferrocarril y rutas aéreas y marítimas por la que se mueve un enjambre de camiones, trenes, aviones y barcos que llevan desde sus orígenes a a sus destinos cualquier clase de alimentos, frescos o conservados. El transporte de pescado por avión, por ejemplo, ha transformado la nave de pescados de Mercamadrid (ciudad que carece de puerto) en una de las mayores lonjas marinas del mundo, después de la Tokio.
La gran autopista envía fruta fresca desde Chile a España, a 12.000 km de distancia, lo que es una relativa novedad, o carne congelada desde Argentina a Europa, que es una ruta de más de un siglo de antigüedad. Los vehículos se especializan en una u otra función: hay buques graneleros o plataneros, por ejemplo. Camiones y vagones frigoríficos se encargan de mantener intacta la cadena del frío a lo largo de miles de kilómetros.